Niño con acordeón

Medio: Bocina hiperdireccional y grabación de campo.

Tradicionalmente, el concepto de música acusmática es definido como la música hecha con sonidos de los cuales no se observa la fuente sonora. Esta obra juega con dicho concepto de forma radical al crear una ilusión acústica en la acera opuesta del museo en donde, utilizando una bocina hiperdireccional, se escucha la grabación de dos músicos callejeros de poca edad que cotidianamente trabajan en dicha zona. Así como la música acusmática esconde la fuente sonora, nuestra sociedad suele esconder y ocultar el trabajo infantil y las marcadas diferencias sociales. En este sentido, la pieza es un homenaje y un tributo a los músicos callejeros de Oaxaca y en especial a los dos niños que trabajan tocando y cantando en las tardes en la puerta del museo.

Por otra parte, utilizando estos materiales sonoros que cotidianamente conviven con el museo se difumina la frontera entre el recinto, la exposición y la calle; en especial porque esta pieza, a pesar de estar montada dentro del museo, debe de ser apreciada preferentemente en el corredor peatonal de la calle Macedonio Alcalá a unos metros del MACO en donde el espectador debe caminar lentamente con una escucha atenta para apreciar el efecto focal del sonido y descubrir en la pared la “huella sonora” de los músicos.

Para poder realizar el efecto sonoro en el que el sonido parece ser generado por la pared en si misma, se utiliza una bocina hiperdireccional que funciona de manera análoga al laser luminoso. En estas bocinas, el ángulo de dispersión no se abre con la distancia y permite focalizar sonidos puntalmente a grandes distancias.